El océano es un lugar tan desconocido como el espacio exterior, y sus profundidades son tan amplias que se nos vuelve imposible llegar hasta allí. Sin embargo, sí que podemos disfrutar del interesante mundo que se encuentra más cerca de nosotros, en la superficie, poblado de criaturas sumamente coloridas y amigables.
Al igual que el caballo o el ciervo, el delfín entra en la categoría de los mamíferos, y se caracteriza por tener un tipo de conducta muy sociable, así como por tener algo que pocos en el reino animal poseen: un lenguaje para comunicarse.
Los delfines tienen una longitud aproximada de dos metros y medio, y cuentan con una boca como con la forma de una trompa muy larga, que se encuentra repleta de puntiagudos dientes: aproximadamente 100 en total. Los delfines viven en los océanos y en ríos grandes de agua dulce, aunque también se les ha llegado a ver en otros lugares debido a su gran curiosidad, lo que les convierte (más si cabe) en animales muy interesantes. Si nos ven, pueden llegar a acercarse de manera tranquila con el fin de presentarse y saludarnos graciosamente, invitándonos a acercarnos para conocerlos. ¿Has visto algún delfín de cerca alguna vez?
Qué comen los delfines
Durante los primeros momentos de vida, todo mamífero (al igual que nosotros) se alimenta de la leche de su mamá para después comenzar a incluir otras fuentes de alimento, desde donde terminarán por adquirir los nutrientes necesarios para mantenerse saludables.
En el caso de nuestros queridos delfines serán otros peces pequeños, y también el coral del fondo del mar, lo que les sirva de alimento de forma diaria. Y es que, aunque ellos son lo bastante grandes e imponentes, prefieren comer pececillos pequeñitos, pues a pesar de sus numerosos dientes casi no mastican nada de lo que tienen en la boca.
Dónde viven los delfines
Los delfines se dividen en varios grupos bastante extensos y cada uno de ellos puede encontrarse en una zona determinada. Para hacerlo más simple presentaremos a dos grupos: el delfín del océano y el del río de aguas dulces.
El primero de ellos se trata de un delfín que es un poco más pequeño en comparación al resto, y tiene además una aleta corta que presenta una coloración característica: es mitad gris, mitad blanca. Por otro lado, el delfín del río es uno de los más peculiares, ya que los hay de varios colores, rosados por ejemplo, y además tienen cuellos tan largos como sus trompas y aletas muy pequeñas.
Otros datos curiosos sobre los delfines
- Respiran cuando quieren. A diferencia de lo que sucede con nosotros, que no nos damos cuenta de cuando respiramos y lo hacemos de manera automática, los delfines lo hacen a voluntad. Ellos respiran cuando lo necesitan y cada vez que asoman sus cabezas por encima del agua.
- Poseen casi un doble cerebro. Los delfines tienen la capacidad de poder separar completamente el trabajo que realizan gracias a las dos partes de su cerebro o hemisferios. Esto les permite poder dormir con un ojo abierto, pues tienen una parte despierta mientras la otra descansa.
- Tienen un poderoso oído sónico. Debido a sus peculiaridades anatómicas con las que se desarrollan, cuentan con la capacidad de escuchar si algo ha caído en el mar, pero la cosa no queda ahí, sino que además pueden saber si fue algo de plástico, metal o goma.
- No pueden oler nada. A pesar de tener algunos sentidos muy desarrollados, los delfines no cuentan con olfato, aunque lo compensan con el sonido que utilizan como un radar para poder moverse en las profundidades del océano con mucha tranquilidad.
- Son animales solidarios. Si ven que un amigo está en problemas los delfines acuden a socorrerlo. Por eso, cada delfín posee un nombre (aunque no podamos oírlo ni entenderlo), con lo cual se vinculan mucho mejor unos con otros. De hecho existen muchas historias que hablan de delfines ayudando a marineros perdidos, para lo cual primero se comunican entre sus iguales con señales y mensajes de alarma que aún no hemos podido descifrar.