La piel y sus características
¿Qué es la piel?
La piel es esa parte de nuestro cuerpo que nos recubre por todas partes y que protege nuestro interior y, aunque no lo creas, también es un órgano en el que quizás no sueles pensar, pero que realiza muchas tareas importantes para nuestra vida: protege y cubre los músculos, los huesos y otros órganos.
La piel forma parte del llamado “sistema tegumentario del cuerpo”, que forman también el cabello, las glándulas exocrinas o las uñas, y tiene una función principal, que es la de proteger nuestro cuerpo de los factores externos y albergar nuestro importantísimo sentido del tacto.
En la mayor parte del cuerpo la piel tiene un grosor de unos 2 milímetros, aunque es más delgada todavía en zonas como los párpados. Por el contario, en otras como las plantas de los pies, el grosor de la piel se incrementa considerablemente.
La piel a su vez se divide en tres capas con una función determinada:
- Dermis: la dermis es la capa más gruesa, se encuentra bajo la epidermis y contiene terminaciones nerviosas, folículos pilosos, glándulas sudoríparas, sebáceas y vasos sanguíneos.
- Epidermis: la epidermis es la capa más externa de nuestra piel y su función principal es la de protegernos. Las células de la capa más externa de la epidermis mueren constantemente y son reemplazadas por nuevas células que de nuevo se ponen a trabajar. Es decir, que esta capa de la piel es la responsable de producir nuevas células cutáneas, de darle color a la piel y de proteger el cuerpo.
- Hipodermis: la hipodermis se encuentra debajo de la dermis y conecta la piel con los músculos y los huesos, y es la denominada “grasa subcutánea”. ¡Tiene una función muy importante al ser la capa más interna!
Funciones esenciales de la piel para ayudar a nuestro cuerpo
La piel es un órgano polivalente y esto quiere decir que tiene muchas funciones y tareas, y es que la piel es la primera barrera que tenemos, nuestra primera línea de protección. Nos ayuda cada día a mantener las cosas malas fuera de nuestro cuerpo, como los gérmenes y la suciedad que pueden causar infecciones, pero también a retener las cosas buenas, como determinados líquidos (agua y sangre) o la luz solar adecuada para enriquecer nuestro cuerpo de vitamina D, u otras funciones tan vitales como regular nuestra temperatura.
Sí, la piel también juega un papel importante en la regulación de la temperatura de nuestro cuerpo. Por ejemplo, cuando tenemos demasiado calor sudamos para poder refrescarnos y aliviar esa temperatura elevada. ¿A que alguna vez tu cara se ha puesto roja cuando estabas en la calle durante el verano? ¡Pues la responsable es la piel, que está tratando de enfriarte!
Con respecto a los líquidos, la piel también puede ensanchar sus vasos sanguíneos con el fin de que haya más sangre cerca y rebajar su temperatura, pero también puede estrechar dichos vasos cuando lo que necesitamos es calentarnos. Es decir, que la piel también controla nuestro sudor y nuestro flujo sanguíneo.
El sentido del tacto de nuestra piel
La piel alberga uno de nuestros cinco sentidos, el tacto. En nuestra piel hay miles y miles de sensores o células receptoras que envían información al cerebro sobre las cosas que tocamos. Pueden decirle al cerebro, por ejemplo, si algo está caliente, frío…, si es áspero, suave o doloroso…etc. Además, nuestras manos, pies y labios también tienen receptores adicionales que hacen que esas áreas sean aún más sensibles y perfectas, y esto nos indica que existen diferentes tipos de células receptoras para cada tipo de sensación.
Como vemos, las terminaciones nerviosas de la piel trabajan junto al sistema nervioso para enviar mensajes al cerebro sobre lo que tocamos y sentimos. Por ejemplo, las terminaciones nerviosas pueden alertar al cerebro de que una superficie quema, y con esa información el cerebro envía otro mensaje que indica que movamos la mano.
Cuando sentimos calor, los vasos sanguíneos acercan la sangre caliente a la superficie de la piel para liberarlo, y cuando nos enfriamos los vasos se estrechan tanto como sea posible para mantener la sangre caliente lejos de la superficie de la piel. Cuando esto último ocurre, puede darse lo que llamamos “piel de gallina”.
Otras curiosidades sobre la piel
- Nuestro cerebro tiene un termómetro interno llamado hipotálamo que envía mensajes a la piel cuando tiene demasiado calor o demasiado frío.
- Los vasos sanguíneos, las glándulas sudoríparas y el vello de la piel trabajan en equipo para mantener la temperatura adecuada del cuerpo.
- Aunque no lo notamos, solemos perder entre 30.000 y 40.000 células (células muertas) de la piel por minuto.
- Nuestra piel produce también una sustancia llamada melanina, encargada de darle su color a la piel: cuanta menos melanina haya más clara será la piel y viceversa.
- Las glándulas sebáceas producen un aceite natural llamado sebo, que sube a la parte superior de la epidermis para mantener la piel suave y tersa y protegerla de daños. El sebo y el sudor se combinan muchas veces para crear ese fluido protector.
- Los diminutos vasos sanguíneos de la dermis llevan oxígeno y nutrientes a las células de la piel para mantenerlas saludables y también eliminan los desechos de dichas células.
Con toda esta información seguro que ahora tienes más claro que la piel es un órgano esencial… ¡Tiene mucha importancia y siempre está trabajando muy duro para protegernos y que estemos bien!