La antigua Roma
El origen de la ciudad de Roma se sitúa en torno al año 1000 antes de Cristo. Según la mitología, dicho origen tuvo lugar en el llamado Monte Palatino gracias a Rómulo y Remo, dos niños pequeños y hermanos gemelos que habían sido criados con ayuda de una loba llamada “Luperca” y que fue la que les condujo hasta el Monte Palatino.
Con los años, las rivalidades de los hermanos fueron creciendo al mismo tiempo que sus ansias por controlar los territorios o que sus desavenencias, provocadas entre otras cosas por la falta de acuerdo en cuanto a la zona a elegir para la fundación de la nueva ciudad. Finalmente, la leyenda cuenta que Rómulo mató a Remo, convirtiéndose así en el primer rey de Roma, la “ciudad eterna”, cuyo nombre se habría originado a partir de los nombres de los gemelos. O al menos esta es la versión mitológica de los orígenes de la ciudad, contada por uno de los cronistas romanos más famosos: Tito Livio.
Según los historiadores, en cambio, el origen de la ciudad de Roma fue muy diferente, aunque ambas versiones coinciden en establecer el Monte Palatino como el principio de todo en torno al año 1000-753 a.C., pues al parecer era una zona perfecta para defenderse bien de los enemigos. Tiempo después, la Colina Palatina se iría ampliando, convirtiéndose realmente en una ciudad como tal y en el hogar de muchos ciudadanos romanos de todo tipo, entre los que se encontraron personajes cruciales como Marco Antonio o Cicerón.
CARACTERÍSTICAS DE LA ANTIGUA ROMA
La antigua Roma tuvo dos grandes períodos históricos: la República Romana (que duró desde el 509 a. C. hasta el 27 a. C. y durante todo ese tiempo no hubo líderes y el gobierno estuvo dirigido por funcionarios electos) y el segundo período, que fue el Imperio Romano (que duró desde el 27 a. C. hasta el 476 d. C., tiempo durante el cual el gobierno estuvo dirigido por la figura de varios emperadores).
Antes de que se fundase la República Romana la ciudad estuvo gobernada por reyes, siendo el primero Rómulo, según la mitología romana clásica. Por su parte, el último rey de Roma se llamó “Tarquino el Orgulloso”, y se dice que era un rey muy cruel y violento, hasta tal punto que la ciudad se rebelaría para librarse de Tarquino y, con ayuda del senado, el pueblo romano expulsó al último rey de la ciudad formando entonces la ya citada República Romana en el 509 a. C. La República Romana duraría 500 años y fue una forma de gobierno bastante “democrática”, pues se permitía que la mayoría de los ciudadanos romanos votasen y eligiesen a los funcionarios encargados de dirigir sus asuntos y destinos.
La caída de la República Romana se iniciaría en el 59 a. C. con una alianza entre tres poderosos políticos romanos: Julio César, Pompeyo el Grande y Marco Licinio Craso. Esta alianza se conoció como el Primer Triunvirato, cuyos protagonistas fueron los encargados de gobernar Roma en un comienzo tras la caída de la República hasta el año 27 a.C., cuando Octavio Augusto (que se hizo llamar así) se convirtió en el primer emperador de Roma iniciándose el comienzo del llamado Imperio Romano, uno de los tiempos más prósperos de la antigua Roma.
Durante el período del Imperio, Roma se expandió para ampliar sus territorios ganando cada vez más en importancia y en riqueza. El Imperio Romano sería una de las civilizaciones más grandes e influyentes de la historia y, durante ese tiempo, Roma llegó a gobernar gran parte de Europa, Asia occidental y África del Norte. Sin embargo, la vida durante el Imperio Romano tampoco sería fácil, pues los ataques hacia Roma serían constantes, y uno de los ejemplos más destacados sería el incendio que sufriría la ciudad en el año 64 d.C. siendo Nerón el emperador. Cuenta la leyenda que el emperador Nerón vio arder la ciudad mientras tocaba una lira. ¡Tal vez lo hayas escuchado alguna vez o visto en la famosa película de Quo Vadis!
Mucho tiempo después, en el año 306 d.C., Flavio Valerio Constantino se convirtió en el nuevo emperador como “Constantino I”, el cual, al convertirse al cristianismo, terminó cambiando el destino de una ciudad histórica que pasaría a convertirse en parte del imperio cristiano, colectivo religioso al que la propia Roma había perseguido tiempo antes. Y así, finalmente, el fin del Imperio Romano se fue acercando, teniendo lugar la caída de la ciudad en el año 476 d.C., cuando el último emperador, Rómulo Augusto, fue derrotado por Odoacro (jefe de una tribu germánica), siendo éste el inicio de la llamada Edad Media en Europa.
LA VIDA COTIDIANA EN LA ANTIGUA ROMA
Los ciudadanos romanos se dividieron en dos clases principales distintas: los plebeyos y los patricios. Los patricios eran la gente adinerada de la clase alta, y todos los demás eran considerados plebeyos.
- CIUDADANOS PATRICIOS. Los patricios eran la clase dominante del Imperio Romano temprano. Solo ciertas familias formaban parte de la clase patricia y tenías que nacer así, no era algo en lo que uno pudiera convertirse. Los patricios eran solo un pequeño porcentaje de la población romana, pero tenían todo el poder. Algunas de las familias patricias más famosas son la Julia (de Julio César), la Cornelia, la Claudia, la Fabia y la Valeria.
- CIUDADANOS PLEBEYOS. Todos los demás ciudadanos de Roma eran plebeyos, que eran los agricultores, los artesanos, los obreros y los soldados de Roma. En las primeras etapas de Roma los plebeyos tenían pocos derechos y todos los cargos gubernamentales y religiosos eran ocupados por los patricios. Los patricios hacían las leyes, eran dueños de las tierras y eran los generales sobre el ejército. Los plebeyos, por su parte, no podían ocupar cargos públicos y ni siquiera se les permitía casarse con patricios.
- Además de patricios y plebeyos, en Roma existía una tercera clase social que eran los esclavos, aunque no se consideraba una clase social como tal ni, por tanto, eran vistos como ciudadanos. Alrededor de un tercio de las personas que vivían en Roma eran esclavos.
Cada persona era tratada de manera diferente según su riqueza, su género y su ciudadanía y grupo social, y es que la antigua Roma era una sociedad compleja en la que cada persona cumplía una determinada función, que era generalmente muy concreta, pues era la manera en la que aquella sociedad se sostenía. Por ejemplo, la mayoría de las tareas domésticas las realizaban los esclavos.
La unidad familiar era también muy importante para los romanos, y el cabeza de familia era el padre de cada núcleo familiar, que recibía el nombre de “paterfamilias” y que tenía todo el poder en la familia de manera legal. A pesar de esto, las mujeres también tenían un importante papel dentro de las familias y manejaban la economía y administraban el hogar.
En el mundo del arte el poderío de Roma se reflejaría muy bien también en su arquitectura de manera continua, como por ejemplo con la construcción del Coliseo, un impresionante anfiteatro con capacidad para 50.000 espectadores creado en el año 80 d.C. y uno de los mejores ejemplos de la ingeniería romana.
Los romanos, en cuanto a costumbres y alimentación, disfrutaban de una amplia variedad de alimentos, aunque lo que comían también dependía de su nivel de riqueza o de dónde viviesen en el Imperio Romano. Se importaban alimentos desde todas las zonas del Imperio para alimentar a las grandes poblaciones de la ciudad, incluso para los pobres se tenía una asignación fija de grano. En cuanto a la bebida, lo que más disfrutaban los romanos era el vino, que llegaban a beber a diario.