¿Sabías que durante miles de años una figura estuvo oculta en una antigua ciudad? Sí, concretamente en la zona de Saqqara, en la antigua ciudad de Menfis (era la capital del antiguo Egipto) y sin esperar ser descubierta al encontrarse en una tumba. Dicha figura siempre permaneció en la misma posición hasta que finalmente fue encontrada, y ahora es símbolo y muestra de una de las sociedades más antiguas de la historia: hablamos de la escultura de “El escriba sentado”.

El escriba sentado es una estatua frontal de un hombre en posición sentada que sostiene en sus manos un papiro. Al observar esta valiosísima figura vemos que se trata de una persona con alguna posición u oficio relacionado con la escritura, es decir, es la figura de un escriba que se encuentra en cierta posición de descanso (no hay tensión muscular), pero tomando notas de algo. Debes saber que un escriba era una persona que realizaba escrituras en papiros y papeles, como decretos o diálogos de reyes y sacerdotes.

Esta figura de tipo hierático (pose muy característica de  los retratos de la época), además de por ser una de las más antiguas de toda la historia del arte, es famosa por su buen estado de conservación, habiendo permanecido en un estado casi perfecto durante más de 4.000 años y a pesar de estar hecha en madera. Era parte del llamado Imperio Antiguo de Egipto, en el III milenio antes de Cristo, y es una de las muestras más valiosas e importantes del arte en general y de la escultura en particular. La estatua, además, posee proporciones perfectas, como las de un humano de verdad.

 

El escriba sentado para niños

Análisis y significado del escriba sentado

El escriba sentado es una figura relativamente pequeña, de tan solo 53 centímetros de altura, y representa a uno de los escribanos de la época, concretamente a un noble llamado Kai que debió tener dicho oficio (los escribas eran funcionarios del estado y se consideraban muy importantes).

Para su realización se utilizó madera, como decíamos, así como cristal y roca y caliza en cápsula de cobre para los ojos u ocre rojizo para las partes corporales, dando una sensación de piel bronceada propia de la civilización egipcia. Aunque lo que más destaca de la figura, además de su cuerpo realista, son los detalles del rostro, los cuales se han conservado muy bien a pesar de haber pasado tantos siglos. La técnica de su mirada estaba muy bien trabajada en Egipto (se llaman “ojos de pasta vítrea”) y con ella se conseguía una mirada muy viva y natural.

El escriba sentado es una escultura considerada de “bulto redondo”, y debió ser hecha para honrar a un funcionario importante del Imperio Antiguo y depositada en su tumba, para que tal vez pudiese seguir ejerciendo su oficio en el más allá y su alma le reconociera. Hablamos, por tanto, de una obra artística de carácter religioso, pensada y hecha para la eternidad del difunto. También, como decíamos, la figura sigue conservándose muy bien en su mayor parte, solo teniendo pequeños deterioros en la pintura, pero conservando partes pequeñas y frágiles como uñas, ojos y orejas.

El escriba sentado fue descubierto en 1850 en el Cairo por el arqueólogo francés Auguste Mariette. Lamentablemente los documentos y diarios sobre la investigación de Mariette se perdieron con el tiempo, por lo que se desconocen más datos y detalles del descubrimiento.

Actualmente la figura reside en el museo de Louvre, en París, Francia. Es por eso que también es conocido como ‘El escriba sentado del Louvre’ para diferenciarlo de otras figuras similares, como por ejemplo el que está situado en el Museo del Cairo, que se cree que puede ser incluso más vieja que el escriba sentado.

Como curiosidad, debes saber que los escribas eran unos de los trabajadores más importantes de Egipto, y estaban en casi todos los proyectos grandes y pequeños, desde realizar inventarios hasta copiar listas y órdenes en las producciones de alimentos. Se sabe también que incluso estaban presentes en los primeros trazos de las pirámides y en el momento de su creación.




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