Hace muchos, muchos años, en la antigua Grecia, vivían diferentes grupos de personas que se agrupaban en pequeñas tribus, cada una con su parte de territorio y con sus líderes propios. Aunque no pasó mucho tiempo hasta que se dieron cuenta de que la vida era mucho más fácil y segura cuando se unían y trabajaban juntas, por lo que tomaron la decisión de vivir en un solo lugar.

Esta forma de actuar de los humanos primigenios, entre finales del Neolítico y el comienzo de la Edad Antigua, fue la que dio lugar al nacimiento de las primeras ciudades-estado o “polis”, que eran comunidades pequeñas donde todos colaboraban y se protegían. Esto quiere decir que las polis griegas nacieron cuando aquellas primeras y pequeñas tribus decidieron vivir de una manera más eficaz y organizada.

Así, con el paso del tiempo, cada vez fueron surgiendo más polis con sus propias normas y gobiernos, y crearon un lugar especial en el que poder reunirse para hablar sobre los problemas que iban surgiendo en el día a día, y para tomar las decisiones más importantes, que recibió el nombre de “Ágora”.

 

ágora polis griegas

 

Pero además del ágora, que era una especie de plaza que servía como punto de encuentro, las polis griegas también fueron conocidas por la construcción de templos que iban dedicando a sus diferentes dioses, pensados para el recogimiento, el rezo, ofrendas y distintas celebraciones.

Debes saber que las polis más famosas de la antigua Grecia fueron Atenas y Esparta. ¡Seguro que has oído hablar de ellas! Pero por si no lo has hecho, a continuación podrás saber un poquito más de cada una de ellas.

 

Atenas y Esparta, las grandes polis griegas

Atenas y Esparta jugaron un papel crucial en el nacimiento de las polis griegas, pues fueron las más poderosas e influyentes de todas. Establecieron nuevos modelos de gobierno mucho más profundos y profesionalizados y se organizaron también mejor militarmente, lo que contribuyó enormemente al enriquecimiento de la antigua Grecia y al legado histórico, artístico y cultural de todas las polis griegas.

Aunque no todo fue armonía entre las polis griegas, ya que tendieron con el tiempo también a competir cada vez más, y no solo a nivel político, sino también deportivo, y prueba de ello fueron los famosos Juegos Olímpicos. Pero, ¿qué más misterios encierran estas populares polis griegas? ¡Veamos un poco más!

 

Atenas, la ciudad donde nació la democracia

Seguro que has oído hablar alguna vez de Atenas, o has tenido la oportunidad de ir, y por ello sabrás que es una ciudad conocida por su increíble pasado histórico, por sus impresionantes monumentos (siendo el más famoso el Partenón del Acrópolis) o por ser la cuna de pensadores tan ilustres como Sócrates, Platón o Aristóteles.

 

pensadores de la antigua grecia

 

Pero Atenas es sin duda mucho más, y una de las cosas más importantes es que se trató del lugar en el que nació la democracia en el mundo occidental, gracias a la creación de un sistema de gobierno en el que el pueblo podía votar y tomar decisiones, si bien es cierto que no se incluía en esto a todos los ciudadanos, y tan solo a algunos se les concedía el derecho de participar en votaciones y asambleas para la toma de decisiones, las cuales tenían lugar en el Ágora.

Asimismo, Atenas fue el centro cultural y artístico más importante de la antigua Grecia, así como el lugar de nacimiento del teatro griego, con famosos dramaturgos como Eurípides, Sófocles o Esquilo.

 

Esparta, la ciudad de los soldados valientes

La ciudad de Esparta, también una de las más importantes de la antigüedad griega, destacó más por motivos políticos y militares que culturales, y es que desde muy pequeños, los espartanos se entrenaban para ser soldados y enfocaban todos sus esfuerzos en el desarrollo físico y en la lucha y defensa de los suyos.  De esta forma fueron creando un ejército cuya fama se extendió por todos los territorios, caracterizado por su disciplina y su poderío militar.

Así, centrada en la defensa y en la guerra, Esparta fue una polis que vivió preparada para la guerra permanente, protegiéndose y atacando a las invasiones enemigas, y manteniendo siempre su propio territorio independiente y a salvo durante mucho tiempo. Pero además de militares, en Esparta había diferentes clases, destacando siempre entre todas ellas la de los espartanos de nacimiento, que eran ciudadanos que gozaban de privilegios y derechos frente al resto.

Aquella forma de ser y de pensar hizo que su dios favorito fuera el dios Ares, que era el rey de la guerra, y su diosa Artemisa Orthia, que se encargaba de proteger la ciudad y de bendecir la fertilidad para que nunca faltasen espartanos dignos, valientes y fuertes. Protección que se necesitaba continuamente ante los numerosos conflictos, destacando poderosamente el de la Guerra del Peloponeso, en la cual Esparta se enfrentaría a la ciudad de Atenas, teniendo un gran impacto posterior en toda Grecia.

 

los guerreros espartanos

 

En definitiva, ambas polis sobresalieron en la historia de Grecia por diferentes motivos, convirtiéndose así en las dos polis más poderosas e importantes, aunque no fueran las primeras. De hecho, las polis griegas y primigenias de la historia comenzaron a surgir en torno al siglo VIII a.C., con esas comunidades pequeñas de las que hablábamos que se agrupaban para sobrevivir mejor, como Corinto, Argos o Micenas. Atenas y Esparta surgirían más tarde, alcanzando su apogeo varios siglos después (en el siglo V a.C.), ya durante el período clásico, siguiendo la estela y los pasos de las primeras.




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